Con la modalidad de Yoga Aéreo se despliega ante nosotros un universo inmenso de posibilidades en cuanto a experimentación se refiere. Una nueva forma de jugar y sentirse para avanzar en el objetivo primordial del Yoga que es la calma mental.

¿Te atreves?

¿Cuál es el origen del Yoga Aéreo?

B.K.S. Iyengar fue un gran conocedor del Yoga, indagó hasta el final de sus días sobre las capacidades del cuerpo humano y su interacción sobre la psique. Él fue quien daría, sin saberlo ni patentarlo, origen a esta modalidad de Yoga, la cual nos brinda la posibilidad de adaptar al cuerpo progresivamente a los diferentes asanas sin necesidad de requerir tanto esfuerzo muscular, habilidad o destreza locomotora.

¿Qué diferencia al Yoga aéreo?

Al igual que en la modalidad de Yoga Terapéutico empleamos soportes para mejorar la experiencia del alumno por medio de las variadas técnicas yóguicas (pranayama, asana, mudra, mantra, etc.), aquí nos servimos de una tela paracaidista para poder evolucionar en la comprensión de nuestra idiosincrasia corporal a través de nuevos asanas. Podemos realizar sesiones completamente aéreas, utilizar las telas a lo largo de otra sesión como un elemento ocasional, o usarlas como ayuda estructural para el bienestar del practicante.
Como siempre, lo mejor es probarlo y sentirse.

Beneficios irrefutables:
La descompresión axial.

Una de las posibilidades que nos brinda el columpio o tela es la descompresión axial. Al invertirnos sustentados por la tela con la cabeza por debajo de los pies, se produce una suave descompresión entre las diferentes vértebras que componen nuestra columna vertebral. Esta acción resulta excelente como complemento rehabilitativo.